Pregunta 1:
¿Por qué se utilizan antibióticos en la alimentación animal en primer lugar?
Los antibióticos han sido buenos para el mundo. Han sido decisivos para permitir a la humanidad disfrutar de un nivel y calidad de vida inimaginable hasta antes de su descubrimiento. Inicialmente, los antibióticos nos permitieron controlar importantes y fatales enfermedades en humanos.
En segundo lugar, han facilitado el desarrollo de una agricultura moderna, segura y eficiente que produce alimentos de manera económica, asequible y abundante para la mayoría de los 7 mil millones de personas en el planeta.
Cuando los productores comenzaron a poner antibióticos en la alimentación de los animales en la década de los 50 lo hicieron inicialmente porque vieron como resultado una menor tasa de mortalidad, pero pronto notaron también que sus animales crecían más rápido, necesitando menos alimento. Los veterinarios observaron más tarde una mejor salud intestinal y menor inflamación durante las autopsias, y supusieron que el mejoramiento en el desempeño de los animales probablemente se debía a la absorción más eficiente de los nutrientes en el intestino de los animales.
Pregunta 2:
¿De dónde proviene la resistencia?
La definición simple de resistencia es "la capacidad de los microbios para oponerse al efecto de los antibióticos", y los mecanismos por los que las bacterias se vuelven resistentes y transmiten la resistencia a otras bacterias son relativamente bien conocidos. Las bacterias se adaptan muy rápidamente al medio ambiente, por lo que cuando los antibióticos se utilizan de forma continua, las bacterias que están destinadas a matar pueden adecuarse, sobrevivir y replicarse, volviéndose extremadamente difícil matar a las bacterias restantes. La resistencia se puede desarrollar a través de la presión selectiva (es decir, cuando los antibióticos matan a algunos pero no todos de un grupo de bacterias), la mutación y la transferencia de genes. Estos tres mecanismos también se pueden combinar, como cuando las bacterias no sólo se vuelven resistentes a los antibióticos, sino también empiezan a pasar esta característica a otras bacterias presentes en el intestino.
Hay muchas fuentes de resistencia con ejemplos en seres humanos y animales, incluyendo el uso incorrecto de medicamentos o diagnósticos inadecuados en los hospitales o por parte de veterinarios, el uso de jabón antimicrobiano en los baños, el uso de óxido de zinc o sulfato de cobre en la dieta de los animales, y el uso de cloro en el agua de los seres humanos y animales por igual. Los científicos han demostrado que estos y cualquier otra sustancia que cree presión sobre una población microbiana conducen a cambios similares a la resistencia.
En general, los seres humanos son la principal fuente de resistencia, esto debido al mal uso de los antibióticos, a no usarlos por el período de tiempo recomendado por sus médicos, o a no usar la dosis sugerida. Los hospitales y residencias de ancianos se han convertido en puntos claves de resistencia, lo que pone a las personas mayores, muy jóvenes y a personas con el sistema inmune comprometido -que son los menos capaces de luchar contra la infección sin necesidad de antibióticos- en el más alto riesgo.
Está claro que el uso de antibióticos en los seres humanos no es uniforme. Por ejemplo, mirando un mapa de los EE.UU., podemos ver que el mal uso de antibióticos por cada 1.000 personas tiende a concentrarse en la parte oriental del país, más que en el oeste, con la excesivas prescripciones particularmente frecuentes en el sur y el medio oeste. Estudios recientes indican que un promedio de 506 recetas de antibióticos se administran por cada 1.000 visitas al médico, mientras que los expertos llegaron a la conclusión de que sólo un poco más de la mitad de estas prescripciones fueron realmente necesarias o apropiadas.
En los animales, la resistencia funciona de la misma manera, y el paso de la resistencia de los animales a los seres humanos puede ocurrir a través del contacto con animales vivos o contaminación ambiental. (En el año 2005, la CDDEP descubrió que cuando los antibióticos son proporcionados a los animales, el 90% se va a través de la orina y el 75% se encuentra en las heces; se han encontrado bacterias resistentes más recientes en los sistemas de agua, tratamiento de residuos y en el polvo llevado por el aire). También parece posible que la resistencia se traspase a través del consumo de carne, leche y huevos de animales contaminados (por ejemplo, un estudio estadounidense encontró que el 53% del pollo que se vende normalmente contenía antibióticos resistentes a E. coli).
Los productores a menudo se irritan cuando los activistas se enfocan en el uso de antibióticos en alimentos de origen animal, cuando la mayoría de la resistencia proviene del mal uso, uso excesivo y/o abuso humano, pero al público en general le resulta más fácil estar de acuerdo con el príncipe Carlos (dirigiéndose a la Royal Society de Londres) cuando dijo: "me resulta difícil comprender cómo podemos seguir permitiendo que la mayoría de los antibióticos utilizados en la industria, muchos de los cuales también se utilizan en la medicina humana, se administren a animales sanos."
Pregunta 3:
¿Qué tan serio es el problema, realmente?
Muy serio. En Tailandia, los médicos han advertido sobre el colapso del sistema médico moderno debido a un número creciente de infecciones resistentes a los antibióticos. The Economist estima que superbacterias matarán a una persona cada tres segundos, y las infecciones resistentes a los antibióticos darán lugar a 10 millones de muertes adicionales al año para el año 2050. Los médicos advierten de que podría convertir procedimientos de rutina, tales como apendicectomías o cesáreas, en decisiones potencialmente peligrosas para la vida. En la mente de todo el mundo existen historias apocalípticas sobre infecciones hospitalarias, tales como resistencias a la vancomicina E. coli MRSA (multi-resistente), además de una infinidad de otros patógenos resistentes que hoy se encuentran en entornos hospitalarios. La resistencia a los antibióticos es hoy aceptada como uno de los mayores desafíos que enfrenta la raza humana.
La época de oro de los antibióticos se produjo durante los años 1940 y 1950, cuando un flujo aparentemente interminable de antibióticos fueron descubiertos. Desde entonces la fuente se ha reducido drásticamente, con sólo 2 nuevas adhesiones realizadas durante este siglo: cefalosporinas y fluoroquinolonas. Al mismo tiempo, el desarrollo de la resistencia a los antibióticos se ha acelerado. El fármaco de último recurso, la colistina, ha sido fundamental para el tratamiento de seres humanos con infecciones resistentes, pero un estudio reciente de Shanghai descubrió que el 15% de las bacterias que se encuentran en la carne de cerdo y pollo eran resistentes a la colistina. Un 21% de los cerdos mataderos dio positivo en una muestra, y cuando el estudio se centró en pacientes humanos que habían consumido la misma carne, 1% dio positivo para las bacterias resistentes a la colistina.
La magnitud del problema ha dado lugar a iniciativas tales como a la Asociación Global la de Resistencia a los Antibióticos (GARP, por sus siglas en inglés), e incluso al Premio Horizonte, un premio de 1 millón de euros para el desarrollo de una prueba rápida para saber si se necesitan o no antibióticos para tratar a un paciente. Tanto el presidente de EE.UU. como el primer ministro del Reino Unido han establecido comisiones para desarrollar planes de acción nacionales para la lucha contra las bacterias resistentes a los antibióticos.
Pregunta 4:
¿Podemos revertir la Resistencia?
Muchos gobiernos están trabajando activamente para revertir la resistencia a los antibióticos en los animales. Por ejemplo, Dinamarca ha creado el informe DANMAP, que mapea el uso de antibióticos y la resistencia en la leche, la carne y los huevos de los animales. Los daneses han descubierto que los niveles de resistencia han disminuido luego de que los antibióticos fueran retirados de la dieta de los animales. Esta disminución ocurrió aún cuando se continuaron utilizando los antibióticos terapéuticos (fármacos utilizados para tratar enfermedades específicas). El gobierno danés está llevando el proyecto un nivel más allá a través de una nueva iniciativa llamada DANVET, con la intención de reducir la cantidad total de los antimicrobianos en la granja incluyendo la terapéutica. Adoptando un enfoque de "denuncia y vergüenza", publican listas anuales de las granjas y veterinarios que mayor número de antibióticos utilizan y prescriben por animal.
Basándose en el éxito de Dinamarca, países como Finlandia, Noruega, Suecia, Países Bajos, Canadá y el Reino Unido han puesto en marcha similares programas de vigilancia y se han enfocado en la manera de reducir los niveles generales. En enero de 2017, los EE.UU. aplicará la Directiva de Alimentación Veterinaria. La intención de esta directiva es detener el uso masivo de antibióticos en la alimentación y exigir recetas veterinarias para su uso. En particular, el veterinario debe confirmar que el animal está enfermo y debe rellenar una receta específica para ese animal. Sin duda esto se traducirá en una reducción (aunque no eliminación) en el uso de antibióticos.
Sin embargo, también hay pruebas de que la resistencia es persistente. En un estudio realizado en la Universidad de Kentucky, generaciones de cerdos fueron alimentados sin ningún tipo de antibióticos durante 22 años, y aún así la resistencia a los antibióticos en los cerdos apenas variaron, lo que demuestra que una vez que existe la bacteria resistente a los antibióticos esta resulta extremadamente difícil de remover. Por otra parte, una vez que las bacterias resistentes se encuentran en el medio ambiente pueden encontrarse en cualquier lugar. Por ejemplo, los estudios con los jabalíes salvajes de la costa de Carolina del Sur descubrieron bacterias resistentes a los antibióticos en sus estómagos, lo que se atribuyó a los taninos en los frutos secos y frutas que consumen. La resistencia a los antibióticos también se ha encontrado en cerdos orgánicos. En ambos casos, los niveles y la gama de bacterias resistentes a los antibióticos fueron notablemente inferiores a las que se encuentran en los cerdos criados convencionalmente o de cría, pero su presencia demuestra lo penetrante de los patógenos resistentes en el entorno más amplio.
Pregunta 5:
¿Entonces cómo resolvemos el problema?
Es probable que para el año 2021 haya una prohibición global de los antibióticos promotores de crecimiento en la alimentación animal, además de severas restricciones a los antibióticos de uso terapéutico, aunque las reglas específicas, y más importantemente la aplicación de las normas, tienden a variar de país a país. Las restricciones de uso en los seres humanos serán menos rigurosas y se implementarán más lentamente, en gran parte debido a lo difícil que es lograr que la gente cambie de comportamiento.
Nuevas técnicas y tecnologías emergerán para hacer frente a las bacterias patógenas en humanos (resulta poco probable que los fabricantes acepten los costos de obtener la aprobación para la alimentación animal). Estas tecnologías incluirán la identificación pasiva de las infecciones, estrategias para prevenir la comunicación inter-bacteriana, percepción de quórum para prevenir también transferencias, y la creación de un entorno inhóspito mediante el uso de péptidos. En general, la atención se centrará en favorecer a las poblaciones sensibles a los antibióticos, de manera de que, al utilizar fármacos, estos resulten más eficaces.
Para los productores, los agricultores y la gente relacionada con la industria del alimento, las opciones son pocas. Ellos pueden:
- No hacer nada.
- Reemplazar los antibióticos con programas de salud intestinal.
- Adoptar un enfoque global y reformar los sistemas desde la raíz a la rama.
Puede ser que los consumidores no entiendan las sutilezas de la situación, pero creen claramente que la administración de antibióticos a los animales es una de las causas de la resistencia a los antibióticos, y el 86% dice que quieren carne sin antibióticos (en respuesta, el segmento de pollo libre de antibióticos ha crecido rápidamente, y en los EE.UU. tiene ahora un valor que supera los mil millones de dólares por año). Por otra parte, hay un nuevo y más activo grupo de consumidores llamados "prosumidores", que no sólo adoptan un enfoque proactivo en la forma en que eligen sus productos, sino que se han convertido en verdaderos defensores de productos y marcas. Sus compras demuestran sus creencias, éticas, normas y aspiraciones, y expresan sus puntos de vista no sólo acerca de lo que compran en el supermercado, sino también online, a través de blogs y redes sociales.
Los gobiernos también están interviniendo. Un estudio reciente descubrió que 47 países han aplicado o están en el proceso de aplicación de normas que prohíben el uso de antibióticos promotores de crecimiento en las dietas de los animales. La industria del tabaco ilustra los peligros de ignorar la opinión pública y resistir las regulaciones gubernamentales. Por lo tanto, no hacer nada no parece un buen plan.
Sin embargo, tomar el camino de menor resistencia -simplemente eliminando las drogas promotoras de crecimiento y esperando a ver lo que ocurre- también resulta un mal plan. Las granjas que hicieron estos cambios indican que el rendimiento no empeora inmediatamente, pero lo hace al cabo de un tiempo. Por ejemplo, en el caso de los pollos, las tres primeras generaciones luego de quitar el uso de antibióticos se desempeñaron con fuerza, pero por lo general a partir de la cuarta generación las cosas empeoraron. Tendencias similares se han reportado en otras especies. En tales escenarios revertir estas tendencias resulta extremadamente difícil. La alternativa lógica es buscar productos de reemplazo naturales (no antibióticos).
Pregunta 6:
¿Pueden los programas naturales entregar resultados similares a los de los antibióticos?
La verdad es que agricultores y productores de todo el mundo y de todas las especies ya están adoptando la producción libre de antibióticos. Los productores que crían pollos de engorde, pavos, cerdos y ganado han demostrado que pueden alcanzar los mismos niveles de rendimiento sin el uso de antibióticos promotores de crecimiento. Esto ha llevado al concepto 'Never-Ever-3': Nunca use antibióticos, nunca use promotores de crecimiento, y nunca utilice subproductos animales en la alimentación animal. Cuando se utilizan sistemas de comparación, estas compañías se desempeñan en la cúspide de sus categorías, incluso al compararse con empresas que continúan utilizando antibióticos. Ejemplos de grandes corrales de engorde de ganado de carne del mundo, granjas que se especializan en la crianza de terneros, proveedores de carne de cerdo a compañías como Whole Foods, y criadores de pollos y huevos que proveen de comida a los platos de restaurantes de comida desde Chipotle y Panera Bread hasta Chick-fil-A y McDonalds, todos han demostrado que efectivamente es posible.
Sin embargo, lo que estos productores han demostrado es que se necesita algo más que el reemplazo de un producto por otro: para tener éxito es necesario mantener un enfoque holístico de la producción. Todos los implicados en la salud y nutrición de los animales (nutricionistas, administradores agrícolas, veterinarios y la granja misma) tienen que trabajar en equipo. Tener una visión más allá de las métricas post-antibióticos de referencia (eficiencia de alimentación y tasa de supervivencia) es esencial. El productor debe tener en cuenta:
1. ¿Es seguro para los animales y para los humanos?
2. ¿Es aceptable para el consumidor?
3. ¿Es conocido el modo de acción?
4. ¿Son consistentes las respuestas a la inclusión?
5. ¿Sobrevivirá a las temperaturas de los procedimientos, como la peletización?
El Dr. Steve Collett, de la Universidad de Georgia, desarrolló un programa que llamó “Sembrar, Alimentar y Desmalezar”. Se trata de un enfoque alternativo en torno a la salud intestinal que siembra el intestino con la bacteria correcta mediante la introducción de microorganismos adecuados; alimenta a la bacteria correcta para mantener un medio ambiente propicio que les permita sobrevivir; y luego desmalezar los organismos desfavorables antes de que colonicen el tracto intestinal.
En el mismo escenario, las micotoxinas se han convertido en un punto crítico de control, y los productores pueden ayudar a sus animales tener un buen comienzo con la suplementación de nucleótidos. Otras preocupaciones pueden incluir la optimización de la digestibilidad de nutrientes (nutrientes no digeridos pueden apoyar la proliferación de patógenos) y el control de enfermedades causadas por protozoos tales como la coccidiosis a través del apoyo de las vacunas.
Pregunta 7:
¿Podemos realmente alimentar a 9 mil millones de personas sin el uso de antibióticos en el alimento balanceado animal?
Sí, podemos alimentar al mundo sin antibióticos. Desde el punto de vista agrícola, el reto principal es un cambio de mentalidad general. Una mejor gestión, un mayor uso de tecnología, un mejor uso de las intervenciones veterinarias a un nivel más estratégico, y el uso de la tecnología para monitorear, medir e informar esas decisiones, permitirán a los productores cultivar ovejas y vacas fuertes sin el uso de antibióticos promotores del crecimiento. A su vez, los antibióticos pueden ser reservados para el tratamiento de animales que sufren de alguna enfermedad.
La nutrición animal evolucionará más allá de simplemente limitarse a entregar los nutrientes adecuados. Las granjas usarán la nutrición como una herramienta para fomentar las bacterias adecuadas en la granja, para crear un "ambiente probiótico." De esta manera, los animales que entren a la planta por primera vez encontrarán inmediatamente las bacterias adecuadas, en el momento oportuno y de manera correcta, permitiendo una salud intestinal óptima, mejorando la captación nutricional, y minimizando la posibilidad de sufrir enfermedades. A su vez esto permitirá a los productores cultivar suficientes alimentos para satisfacer las necesidades de los 7 mil millones de personas que están ahora en el planeta y los 9 millones que estarán aquí en el año 2050.